jueves, 10 de abril de 2008

De la temperatura empanadil

Hoy, a la hora del almuerzo, una persona, cuya identidad será revelada solo parcialmente ya que la llamaremos Victoria Y. mmm no, es muy obvio, mejor la llamaremos V. Yani, me presentó un cuestionamiento interesante: ¿Qué hago? ¿Como las empanadas frías o calientes? a ver vos, decime, que sos el señor empanda... A lo que me quedé duro ya que ese no había sido un tema tratado en mis magistrales escritos empanadiles anteriores (siquiera contemplado). Clase de filosofía seguida, dediqueme a sacar algunas conclusiones al respecto. Aquí van:


Tomamos a la calentés inicial, de las empanadas recién concebidas, como el momento óptimo para su consumo. Claro que es menester dejarlas reposar por un tiempo prudencial. Si no se hace esto el disfrutamiento empanadil es reemplazado por una violenta lucha individuo-empanada. Es una lucha contra los líquidos internos de la empanada por terminarla rápidamente y poder comenzar con la próxima antes de que los otros comensales, que parecen no verse afectados por las altas temperaturas, nos arrebaten todas las de carne, quedándonos así con las resagadas de jamón y queso (o vaya a saber uno con empanadas de qué se termina quedando).

Una vez frías las empanadas nunca podrán volver a alcanzar la perfección calentorial que tuvieron en un principio. De aquí el dilema: ¿Comerlas frías o recalentadas? La respuesta está directamente relacionada con la materia prima utilizada para concebir las distintas camadas de empanadas. Si la calidad de los materiales es óptima es menester consumir la empanada fría. De esta manera se nos abre un universo de sabores paralelos o un universo paralelo de sabores, algunos de ellos imposibles de ser percibidos en una empanada caliente. Pero cuando los materiales son de una alta fulerés, la friatud no hace más que sacar a relucir las verdaderas propiedades (nefastas) de la materia prima. Esta es la clásica situación en la que mordemos algo que "no sabemos que es". En general si las empandas son caseras es recomendable comerlas frías ya que confiamos en las buenas intenciones de nuestras madres para con nosotros y en la bondad de los materiales adquiridos en el super amigo.

Ahora bien, no deseamos a nadie, por más malo que sea, el mordimiento de una empanada fría que contenga aceitunas porque se encontrará con un sabor que recordará por el resto de su vida, y no por lo rico eh!